Era fuego el que portaba por corona,
Una melena rojiza ardiente perfectamente domada,
Su piel blanca tan blanca,
Con ojos redondos y profundos,
En su boca dos cumbres carnosas vueltas labios,
Entre ellos una lengua viperina y seductora,
Y en sus brazos la prueba de que podía amar…
Su hijo.
Todos tenemos la capacidad de amar.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tus palabras y tu visita.
no hay nada que agradecer,
Eliminarsolo espero poder hacerlo mas seguido''
gracias a ti''
Muy lindo verso. :)
ResponderEliminargracias...
Eliminarse dio en un buen momento''